Desde hace un tiempo
suficientemente largo, no había encontrado en el cine una película
que me impactara de la manera que esta la hizo. Tanto es así, que
por primera vez en mi vida, he ido al cine a verla en dos ocasiones
diferentes, porque noté desde la primera vez, que esta podía ser
vista y entendida de maneras muy diferentes.
Lo primero que se debe
advertir al espectador, es que esta no es una película de digestión
sencilla. No es lineal, está llena de preguntas y frases dejadas al
aire para que este las lea y las interprete a su manera, y sobre
todo, que al no ser un producto pre-fabricado, nos muestra un final
distinto al que todo espectador esperaría. Siendo así, los hermanos
Wachowski y Tom Tykwer se
sumergen en la adaptación de la obra homónima de David Mitchell,
que se convirtió en best-seller por allá en 2004.
La película se compone
de seis historias entrelazadas, un abogado que viaja por las Islas
del Pacífico en 1849; un joven que trabaja transcribiendo música
para un compositor en 1936; un reportera investigando una planta
nuclear en 1973; un editor de novelas, llevado a un asilo en contra
de su voluntad en 2012; una mujer genéticamente diseñada en 2144, y
el líder de una tribu sobreviviente a un Apocalipsis en el año 106
después de la gran caída. Vista desde lejos, la película retoma la
idea que han venido desarrollando los hermanos Wachowski,
en las cuales los hilos de la realidad, el destino, la
predeterminación y sobre todo, el enfrentamiento a las reglas e
ideas imperantes se han convertido en hito, como lo fue en Matrix y
otra de mis obras preferidas, V de Venganza.
A diferencia de las
anteriores, la película es bastante más compleja en escenarios y
diseños, y aunque recorren las diferentes historias los mismos
personajes, interpretados por Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent,
Hugo Weaving, magistral como siempre, Doona Bae, Ben Whishaw y James
D´Arcy; la historia de fondo ese enfrentamiento a la tradición,
tanto si es contra la esclavitud, el amor entre dos hombre, el
enfrentamiento contra las grandes industrias, escapar de un asilo,
convertirse en rebelde frente a una sociedad tecnificada o
enfrentarse a los propios miedos para hacer perdurar la raza humana.
He leído tanto
comentarios negativos, empezando por la prensa estadounidense hasta
los mas cinéfilos, pasando por el espectador ocasional, y todos
comentan la pretensión de la película, los maquillajes (aunque en
este punto puedo darles razón), las tramas enredadas, que es muy
aburrida o larga. Y la verdad los comprendo. Esta película no es
para todos. Es una película que nos permite reflexionar, algo que se
nos ha olvidado al ver tanto cine masticado y explicado.
La película en su
totalidad tiene un tinte altamente dramático, pues muchas de las
historias tienen finales tristes y desesperanzadores, más sin
embargo, es de rescatar la comedia que interpreta Jim Boadbent
intentando escapar del asilo, la cual le da un respiro a la narrativa
y anima al espectador a seguir adelante con el metraje.
Por otra parte se puede
apreciar claramente la influencia de Lana Wachowski,
miembro de la comunidad LGTB, en cuanto a la manera en la cual los
actores se convierten en piezas intercambiables de género de una a
otra historia, razón por la cual, quizás, ha sido criticada
en relación a las narices postizas y maquillaje desmedido. Sin
embargo, este hecho que me causó un poco de molestia o incomodidad
en la primera visualización, se me hizo completamente invisible en
la segunda lectura, donde más allá de fijarme en esos detalles
superfluos, pude acercarme a la pretensión de la película, en la
cual, todo acto agresivo o humilde, puede determinar el curso futuro
de muchas vidas.
Ampliamente
recomendada y admirada, es una cinta con un mensaje, así sea
pretencioso, del posible significado de la existencia humana, en el
cual la muerte, es solo otra puerta que se abre.
CAPANDRES